La ciudad de Brujas, en Bélgica, es uno de esos lugares mágicos que te atrapan desde el primer momento. Conocida como la “Venecia del Norte” y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta ciudad atrae cada año a miles de visitantes de todo el mundo.
Si quieres conocerla pero no dispones de mucho tiempo, a continuación te contamos qué ver en Brujas en solo dos días.
La forma más sencilla de llegar a Brujas pasa por tomar un vuelo hasta uno de los aeropuertos principales de Bélgica: Bruselas - National o Charleroi. En ambos casos dispones de vuelos muy asequibles a través de compañías de bajo coste.
La siguiente cuestión será cómo llegar desde Bruselas hasta la ciudad de Brujas. Si viajas por tu cuenta, lo más fácil es que utilices el tren. Desde el aeropuerto de Bruselas - National existe conexión directa de tren con Brujas. Si llegas a Charleroi, tendrás que tomar un taxi o el autobús para llegar a la estación de trenes de Bruselas y ahí enlazar con el tren a Brujas.
En cualquier caso, no desaproveches la ocasión para hacer un breve recorrido por Bruselas y, como siempre te aconsejamos, acuérdate de contratar un buen seguro de viaje que te cubra durante tus vacaciones.
Aunque esta ciudad está llena de puntos de interés, su reducido tamaño la hace perfecta para recorrerla en solo un par de días. Algunos de los lugares que no deberías perderte en tu primera visita a Brujas son los siguientes:
- Grand Place o Grote Markt. La Plaza del Mercado es, sin duda, el centro neurálgico de Brujas y uno de sus mayores atractivos. El imponente campanario que domina la ciudad (Belfort), las famosísimas y coloridas casas gremiales o el palacio provincial (Landhuis) son solo algunos de los magníficos edificios que puedes admirar en esta plaza. Si te atreves a subir al campanario, podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.
- El Beaterio de Brujas o Begijnhof es no solo uno de los puntos más bonitos de toda la ciudad, sino también un auténtico oasis de tranquilidad. Eso sí, te recomendamos que lo visites lo más temprano posible, para evitar las avalanchas de turistas. Los sencillos edificios del antiguo Beaterio, el parque de tulipanes y los preciosos canales hacen de este lugar un rincón con una magia especial.
- Plaza Burg. En esta plaza se encuentra el espectacular Ayuntamiento de Brujas, de estilo gótico. De hecho, su maravillosa sala gótica merece una visita por sí misma. Justo al lado del Ayuntamiento se encuentra la Basílica de la Santa Sangre. Aunque sea pequeña, es otra de las visitas imprescindibles en Brujas. Sus espectaculares vidrieras y las pinturas que la decoran no tienen nada que envidiar a muchas catedrales.
- La Catedral de San Salvador es la edificación religiosa más antigua de la ciudad, remontándose al siglo XII. La torre, el órgano o las diversas pinturas y esculturas que la adornan justifican la visita a esta interesante iglesia. Muy cerca de la catedral se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora, que alberga una conocida escultura de Miguel Ángel.
Por último, además de visitar los principales monumentos de la ciudad, hay muchas otras actividades que puedes hacer en Brujas.
Sin duda, recorrer algunos de sus principales canales en una pequeña embarcación puede darte una perspectiva distinta de la ciudad.
Por otra parte, no deberías irte de Brujas sin disfrutar de algunas de sus famosas delicias gastronómicas. El famoso chocolate belga, la omnipresente cerveza de mil variedades, las patatas fritas, los gofres, los mejillones… Desde luego, no te faltarán opciones para ganar unos kilos durante tu visita a Bélgica.
En definitiva, esta preciosa ciudad concentra en muy poco espacio un sinfín de atractivos para cualquier viajero curioso. Por tanto, ahora que ya sabes qué ver en Brujas en dos días, seguro que la incluyes en tu próxima visita a Bélgica.