Si hay algo que une a estos tres países que veremos a continuación, es que la cerveza allí es mucho más que una bebida. Forma parte de su historia, de la tradición, de su vida social y, casi podríamos decir, incluso del carácter de sus gentes.
En consecuencia, una buena parte del atractivo turístico de estos destinos está también ligado a la elaboración y consumo de cerveza. Fábricas, museos, festivales, bares, etc., todo remite al papel destacado que esta bebida ha tenido a lo largo de la historia
Más allá de las cantidades ingentes que los irlandeses consumen en San Patricio, la cerveza en este país es una auténtica institución. Y, en particular, la cerveza negra, también conocida como stout.
Así, en ningún viaje a Irlanda debería faltar una visita a alguna de sus célebres fábricas de cerveza negra. Desde la archiconocida (y muy turística) Guinness Storehouse, hasta Killarney Brewing Company, Hilden Brewery, Dungarvan Brewing Company y muchas otras.
Por supuesto, también merece la pena que visites algunos de sus numerosos pubs, especialmente en Dublín. Aunque lo mejor es que te dejes llevar por la intuición, también existen rutas organizadas que te llevan por algunos de los locales más antiguos e interesantes de la ciudad.
Y, desde luego, Irlanda es mucho más que cerveza. Sus increíbles paisajes naturales, su rica historia y, sobre todo, el carácter afable de su gente, harán que tu viaje sea realmente inolvidable.
Si Irlanda tiene la celebración de San Patricio, Alemania puede presumir del Oktoberfest. Aunque hay muchas variantes y ediciones de este festival (incluso en España), el original es el que se celebra en Munich desde 1810.
Si prefieres visitar el país en verano, los célebres biergarten son el lugar ideal para degustar una buena cerveza sin el agobio del Oktoberfest. Este tipo de establecimientos son simplemente bares situados en parques o jardines, con mesas al aire libre, y que se llenan de gente en cuanto el clima lo permite. Son especialmente típicos de Baviera.
Además, tanto en estos bares como en cualquier buena cervecería o restaurante, podrás acompañar tu cerveza con algún plato típico de la gastronomía alemana. Las salchichas en todas sus variedades, el codillo asado o los pretzels son magníficas opciones para ello.
Aunque Bruselas tenga una cierta fama de ciudad burocrática y aburrida, es un lugar ideal para disfrutar de una buena cerveza. No en vano las cervezas belgas tienen fama de ser las mejores del mundo.
Desde la muy popular Stella Artois, hasta bebidas de altísima calidad como Petrus, Lindemans o Chimay, dispones de más de 1.200 marcas de cerveza belga para elegir. Imposible probarlas todas.
Eso sí, como en el caso del vino, cada cerveza requiere una copa especial, y en esto los belgas son muy cuidadosos. Déjate aconsejar y podrás disfrutar de una mejor experiencia en la degustación.
Además, como en otros países cerveceros, en las principales ciudades de Bélgica existen rutas organizadas que te permiten descubrir locales con mucho encanto ligados a la historia y elaboración de esta bebida. Sin duda, una forma muy cómoda de conocer un poco más de esta rica tradición.
Como has visto, estos 3 países conocidos por sus cervezas son un destino perfecto para cualquier amante de esta bebida. De todos modos, aunque no disfrutes de sus cervezas, seguro que te fascina la historia y la tradición que palpitan detrás de este famoso producto.