Cada madrugada del 5 de enero, los Reyes Magos recorren todo el mundo partiendo desde el lejano Oriente, para llevar a todos los niños juguetes o carbón en función de si han sido buenos o malos. Pero incluso los más traviesos encuentran algún regalo escondido entre el carbón. Y los menos malos pueden llegar a comérselo, ya que se trata de un delicioso dulce.
La historia de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente se remonta a 2.000 años atrás y el origen de esta tradición, al igual que la Navidad, es de la religión cristiana. Ante las noticias de que el hijo de Dios había llegado a la Tierra, una estrella fugaz guió a tres reyes hacia Belén, donde visitaron al pequeño Jesús y a sus padres María y José. Allí le presentaron sus bendiciones y le ofrecieron oro, incienso y mirra.
Con el tiempo han aparecido diferentes versiones sobre el número de majestades que ofrecieron presentes al recién nacido. Así, en algunas versiones fueron 2, 4, 6 y hasta 12, como se cree en Armenia. El caso es que finalmente se aceptó popularmente que se trataba de tres Majestades con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
La apariencia de éstos podría deberse a un escrito del siglo XIV, por un monje benedictino que respondía al nombre de Breda:
- Melchor, un anciano de cabellos blancos ofreció mirra al pequeño. La mirra es una sustancia rojiza que tuvo mucho valor en la antigüedad, ya que servía para elaborar perfumes. Era en este caso el símbolo del hombre.
- Gaspar era algo más joven que Melchor y tenía cabellos rubios. Él se decidió por el incienso, que simbolizaba a Dios.
- Baltasar era un hombre negro y ofreció oro a Jesús. Éste era el símbolo del Rey.
La magia de los Reyes no acaba aquí, ya que reparten alegría desde entonces a millones de niños a lo largo del mundo. Cada 5 de enero reparten su tiempo en saludar a los niños y sus familias en las Cabalgatas que tienen lugar en las principales ciudades de España y en algunos rincones de México.
Otro de los encantos de la festividad del día de Reyes es la de disfrutar en familia de un buen Roscón. Este postre es solo típico de este día se caracteriza por su forma parecida a la de un anillo. Hay múltiples formas de disfrutar de él, como tomarlo relleno de nata, trufa o con frutas confitadas decorándolo.