Si te preguntas qué ver en Zúrich lo primero en lo que debes pensar es cuánto tiempo vas a dedicar a la ciudad. Con varios días por delante es más que recomendable hacer algunas de las excursiones que parten de la capital financiera hacia otros sitios de interés en Suiza. Lucerna y su Lago de los Cuatro Cantones, las cataratas del Rin o la cima del Monte Titlis son solo algunos de ellos aunque, si vas con el tiempo justo, mejor nada como llevar un itinerario bien marcado y un seguro de viaje para Zúrich que te mantenga a salvo de cualquier eventualidad.
Entre los sitios de interés que no puedes dejar de visitar el Lago Zúrich es, sin duda, uno de los imprescindibles. Ubicado al sureste de la ciudad tiene alrededor de 90 kilómetros cuadrados y más de 140 metros de profundidad o, lo que es lo mismo, ocupa la cuenca excavada por los Linth y Rhein dividiendo su superficie en dos partes, una de las cuales es más profunda y navegable. Rodeado de verdes montañas y adivinando al fondo la silueta de los Alpes, es perfecto para un paseo reponedor mientras contemplas cómo llega hasta él el río Linth para salir convertido en el Limmat.
Y, precisamente, entre este río y Bahnhofstrasse, la milla de oro de Zúrich (merece un paseo aunque sólo sea para sorprenderte mirando los escaparates), podrás caer rendido a los encantos del barrio más histórico de la ciudad: Lindenhof. Su particular orografía le confiere un encanto especial, con una colina en el mismo centro del barrio donde se alzan impávidas ruinas romanas, vestigios de su pasado como defensa frente a bárbaros germanos. La panorámica desde lo alto de la misma es solo una de las cosas que ver en Zúrich, aunque tampoco puedes dejar de recorrer sus callejones medievales, tiendas de artesanía y tres de las más importantes iglesias de la ciudad: San Pedro, Augustinerkirche y Fraumünster.
Otro ejemplo de arquitectura religiosa que merece una visita es la Iglesia de Grossmünster que, según cuenta la leyenda, está ubicada en el mismo lugar en el que Carlomagno descubrió las tumbas de Santa Régula, San Félix y San Exuperancio, los tres mártires de la ciudad. La ‘Gran Catedral’ como se la conoce popularmente, es todo un emblema de la ciudad gracias a sus dos torres que, tras ser presas del fuego en el siglo XVIII, fueron sustituidas por dos puntas neogóticas. Una de estas torres ofrece la posibilidad de subir a lo más alto para contemplar una panorámica de lujo de la ciudad.
Pero si lo tuyo son los museos, la oferta tampoco está nada mal. El Museo Nacional de Zurich (Landesmuseum Zürich) es el más visitado de la ciudad y, además de sus colecciones, es interesante visitarlo por su singular ubicación en un castillo de cuento junto a la estación de tren principal de la ciudad.