Historia de la Rambla de Barcelona
La Rambla es una larga avenida barcelonesa, de 1,2 km de longitud exactamente, que recorre el trayecto desde La Plaza de Catalunya hasta el Mirador de Colón frente al antiguo puerto de la ciudad.
Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando en 1766 se construyó un amplio paseo que seguía el recorrido de la antigua muralla medieval de la ciudad, derribada seis años antes. Pronto la calle se convertiría en uno de los centros neurálgicos de Barcelona donde se daban cita todo tipo de personas, ya que Las Ramblas era una avenida ancha nada comparable con las estrechas calles de los barrios antiguos de la ciudad. Dada la importancia que adquirió esta calle se fueron añadiendo construcciones como museos, el Gran teatro del Liceu, la famosa fuente de las Canaletas, donde los jugadores del equipo de la ciudad llevan a cabo sus celebraciones, el Palau de la Virreina, o el Mercado de la Boqueria.
Pronto se comenzaron a plantar árboles que diesen sombra y que hiciesen más agradables los paseos de los viandantes. Durante todo el siglo XIX comenzaron a asentarse puestos de venta de flores a lo largo de la avenida, que aún hoy pueden verse además de multitud de tiendas, cafeterías, restaurantes, quioscos y puestos de venta de souvenirs.
En cuanto al origen del nombre, Las Ramblas deben su denominación al cauce que atravesaba la ciudad transportando el agua de la lluvia que provenía de las montañas hacia el mar, ya que por allí discurría la canalización de aguas de Barcelona. Con la construcción de la muralla antigua en el siglo XV este canal fue desviado, y alrededor de ella se empezaron a construir conventos que más tarde, con el derribo de la muralla, se desamortizarían y se utilizarían para otros fines públicos junto con los nuevos edificios que se estaban construyendo.