Como en todo buen viaje internacional que estés decidido a emprender, la organización será una de tus mejores aliadas. Y es que, ya sabes lo que dicen: “la información es poder” y, tratándose de viajar a Turquía, no iba a ser una excepción. Lo primero que debes tener en cuenta es que, si estás pensando en unas vacaciones en el país es necesario contar con un visado. Generalmente, las agencias de viaje o tour operadores pueden encargarse de tramitarlo pero, si vas por libre, habrás de hacerlo por tu cuenta bien por internet, en la frontera al llegar a tu destino o en las embajadas y consulados turcos en el extranjero.
Una vez allí hay ciertas consideraciones que, en materia de seguridad te serán de gran ayuda. Si bien es cierto que, en términos de criminalidad y delincuencia, el país está considerado seguro, no hay que bajar la guardia, sobre todo en las zonas más turísticas de Estambul (por los hurtos) y en el sureste de la Anatolia (una de las zonas más conflictivas). Si eres de los que gusta de viajar solo, no está de más tener cuidado con los timos y evitar, por ejemplo, confraternizar con compañías que resulten especialmente amables.
La atención sanitaria no supone un problema en Turquía, al menos, en las zonas más turísticas y es que el país cuenta con una buena red de clínicas privadas. Eso sí, si necesitas asistencia, agradecerás haber contratado tu seguro de viaje a Turquía porque, más allá de la calidad de la asistencia, esta suele ser cara. De hecho, contar con coberturas que incluyan gastos de repatriación o evacuación es una recomendación que hace el propio Ministerio de Exteriores.
