El viejo continente está lleno de ciudades que puedes explorar en un solo día para vivir una experiencia inolvidable. ¡Descúbrelas!
Hay quienes prefieren escoger un único destino para pasar sus vacaciones. Otros, sin embargo, gustan de trazar completas rutas por mil y un lugares para sacar el máximo partido a las jornadas lejos del hogar. Tanto si te identificas más con los primeros, como si cumples con los mantras del perfecto mochilero, nunca está de más saber ubicar en el mapa ciudades que, incluso a varios kilómetros de la base de operaciones de tu viaje, sean perfectas para disfrutar en un solo día.
Europa es un continente lleno de estos escenarios, enclaves más o menos turísticos que, por distintas razones, son del todo recomendables para una visita exprés. ¿Ya tienes claro qué hacer este verano o aún no sabes qué ver en esos pocos días de vacaciones que te quedan pendientes? Para facilitarte la tarea, nos hemos dado un paseo por algunos de estos escenarios y hemos recopilado las cosas más interesantes que hacer y ver en cada uno de ellos. Eso sí, antes de emprender la ruta, recuerda que contratar un seguro de viaje es la mejor garantía para que un imprevisto no arruine tus planes.
Los Países Bajos están llenos de ciudades con encanto ideales para una ruta estival por Europa. De entre todas ellas, Ámsterdam (Holanda) es una de las más populares. Y no faltan motivos. La capital holandesa es uno de los lugares más singulares que ver si tus pasos te llevan al país de los molinos y el queso por excelencia.
De entre todas las cosas que hacer en la ciudad, darse un paseo en bicicleta contemplando sus canales es todo un clásico, como también lo son sus míticos coffeeshops o el popular Barrio Rojo, algo que difícilmente encontrarás en otros lugares del viejo continente. Pero aún hay más. En el capítulo de cosas que ver, no puedes perderte la Plaza Dam (punto de partida de multitud de tours por la ciudad), la casa de Ana Frank, el mercado de las flores y, para los amantes del arte, el imponente Rijksmuseum o el popular Museo Van Gogh.
Aunque elegir dónde comer te ayudará a minimizar los riesgos, no está de más que, antes de acudir al restaurante o local en cuestión, contactes con ellos. Coméntales por el medio de comunicación que prefieras cuál es tu alergia alimentaria o intolerancia y solicita toda la información que necesites para disfrutar de los placeres culinarios que te ofrecen sin temer un dolor de estómago posterior o algo aún más grave.
Puestos a prevenir, tampoco está de más que, en tus viajes al extranjero sepas exactamente cómo se dice tu alergia en el idioma local o lleves escritos los alimentos que forman parte de tu selecta intolerancia alimentaria.
¿Temes la contaminación cruzada? ¿Eres celíaco? ¿Tienes una alergia alimentaria a los frutos secos? ¿Intolerancia a la lactosa? Si tienes claros cuáles son los alimentos que pueden provocarte problemas de estómago o cosas peores, no tiene sentido correr riesgos. Aunque parece lógico pensar que a ningún alérgico al marisco se le ocurriría ir a cenar a una marisquería, no está de más recordarlo.
Salvo que la lista sea demasiado amplia como para sortearla simplemente evitando un tipo concreto de locales o comidas, no te la juegues. Una reacción alérgica severa como consecuencia de una temeridad puede arruinar tus vacaciones. ¿Estás dispuesto a poner a prueba la asistencia sanitaria de tu destino? Mejor no tentar a la suerte.
Contribuir a la economía local es una manera de practicar el turismo sostenible pero en lo tocante a elegir dónde comer, si el sitio en cuestión no te inspira confianza ni garantía alguna de ser un escenario capaz de ofrecer comida para alérgicos, tal vez haya llegado el momento de llevar tu propia comida.
Nada de street food ni buffet libre, no alergia que no pueda prevenirse con un buen tupper do it yourself.
La última de las recomendaciones, aunque no por ello la menos importante, tiene que ver con cómo actuar en caso de que tu intolerancia alimentaria se manifieste en plenas vacaciones. Tener un plan de cuidado de la alergia, esto es, una especia de hoja de ruta para saber cómo actuar en caso de emergencia en el que recojas desde la identificación de los síntomas a la medicación o los primeros auxilios que puedes necesitar si la cosa se pone fea.
Tener a mano la medicación con la que contrarrestar una reacción alérgica, ya sea adrenalina, antihistamínicos, inhaladores o pomadas es algo que tampoco debes olvidar. Tampoco debes olvidarte de contratar un buen seguro de viaje antes de emprender el rumbo a tu destino: los buenos médicos en el extranjero no son baratos. Más vale prevenir...