Viajar al extranjero es una experiencia que ofrece innumerables atractivos, entre ellos, la posibilidad de descubrir nuevos sabores a través de recetas típicas propias de lagastronomía local. La cuestión puede complicarse, notablemente, si tienes algún tipo de alergia alimentaria. En estos casos, encontrar dónde comer será todo un reto.
Y no es que pensemos únicamente en sortear las amenazas que puede suponer comer en un restaurante, sino más bien, lo que implica buscar sitios para comer o comprar alimentos cuando hay que sumar a las barreras idiomáticas o las particulares condiciones de higiene de según qué destinos, el hecho de tener una intolerancia alimentaria o una alergia a algún producto determinado.
Sin embargo, quedarse en casa no es una opción. Ser celíaco, tener intolerancia a la lactosa o alergia al huevo, por citar algunas de las situaciones más comunes, no tiene por qué poner límites a tu alma viajera y es que, tomando ciertas precauciones, puedes vivir una experiencia tan reconfortante y singular como cualquier otro viajero.
Eso sí, si no quieres que un dolor de estómago, una intoxicación alimentaria o una reacción alérgica severa arruinen el placer de comer en el extranjero si eres alérgico, toma nota de estos consejos tan básicos como efectivos.
En cualquier aspecto del día a día un incumplimiento de contrato lleva implícitas ciertas consecuencias legales y, en el caso de reformar la casa, el documento que rige las condiciones en que se desarrollará el proyecto es el presupuesto de obra una vez alcanzado acuerdo entre las partes. No obstante, no hay por qué limitarse a una única oferta, de hecho, conviene solicitar varios presupuestos de reformas y analizarlos al detalle para tener claro qué incluyen unos y otros, y cuál es el que más te interesa.
La rúbrica del presupuesto de obra implica, no obstante, la aceptación de los términos que recoge otorgándole validez a un documento que, desde ese mismo instante, tendrá consideración de contrato entre las partes. Como decíamos, un acuerdo verbal es suficiente para refrendar la validez de un presupuesto pero es habitual (y recomendable en ambas direcciones) que el mismo venga acompañado de una firma.
Dado que, en un primero momento, el presupuesto de obra tiene un mero carácter informativo, como cliente podrás aceptarlo o rechazarlo sin ningún tipo de obligación legal por tu parte salvo, eso sí, el abono del mismo en caso de que la empresa te haya informado previamente de que la elaboración y presentación del documento en cuestión, con independencia de que finalmente sea aceptado, lleva implícito un coste.
El desconocimiento juega en tu contra a la hora de firmar el contrato para reformar tu casa. Recuerda que la rúbrica del documento le confiere carácter de contrato por lo que, antes de estampar tu firma sobre el papel, debes asegurarte que contiene todos los aspectos fundamentales del servicio que esperas por parte de los profesionales.
En el presupuesto o contrato de obra deberían estar incluidos, en primer lugar, los datos de identificación de las partes, esto es, los tuyos como cliente y los de la empresa que te prestará sus servicios. Aunque esta información es importante, aún lo es más el capítulo destinado a los trabajos y servicios que el o los profesionales van a prestar. En este capítulo, debes comprobar que están detallados tanto los trabajos, horas de mano de obra y similares, como materiales a emplear y calidades así como una relación clara de los precios de cada uno de ellos. Cuanto más desgranado esté este punto, más difícil será que pueda surgir discrepancia al respecto.
En caso de que, en el transcurso de la reforma de la casa surja alguna complicación derivada de vicios ocultos que supongan un aumento de lo estimado en el presupuesto como consecuencia de nuevas tareas o demora en los tiempos de ejecución, las nuevas condiciones deberán quedar reflejadas en un acuerdo por escrito que se sume al contrato en cuestión. Es importante aclarar que no se trata de que la empresa pueda aumentar el presupuesto a placer una vez firmado el contrato, sino de que las circunstancias obliguen a acometer nuevas actuaciones sobre las que, en cualquier caso, tú tendrás la última palabra.
Dicho esto, no está de más solicitar a la empresa que incluya en el presupuesto de reforma el precio de la mano de obra ‘extra’ en caso de que fuera necesaria. Además, el contrato debe recoger las condiciones relativas al método y plazos para el pago así como la validez del presupuesto de obra (si es que la oferta tiene un plazo para ser firmada dándole así carácter vinculante).
Con todos estos datos recogidos en el presupuesto de reforma, tu firma y la de la empresa, tendrás un documento vinculante que, en caso de incumplimiento, te permitirá reclamar legalmente.